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Por Dominique Barra , 28 de abril de 2025 | 17:22

¿Qué necesita mi planta? Lo sabrás solo con reconocer el estado de su hoja

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Las hojas actúan como indicadores naturales que revelan las necesidades específicas de nuestras plantas mediante cambios en su color, textura y forma.

Las hojas de las plantas son mucho más que simples estructuras ornamentales o fotosintéticas; son verdaderos indicadores que nos permiten diagnosticar con precisión lo que nuestros vegetales necesitan. Observarlas con atención puede ayudarnos a identificar carencias nutricionales, problemas de riego o incluso infestaciones de plagas antes de que sea demasiado tarde.

Cuando una planta presenta hojas amarillentas, suele ser señal de varios posibles problemas. Si el amarillamiento comienza en las hojas más viejas (las inferiores) y avanza hacia arriba, probablemente estemos ante una deficiencia de nitrógeno, elemento fundamental para el crecimiento vegetativo. En cambio, si las hojas nuevas son las que se tornan amarillas mientras las nervaduras permanecen verdes, podría tratarse de una carencia de hierro o manganeso.

Las manchas marrones en los bordes o puntas de las hojas suelen indicar problemas relacionados con el riego. Bordes crujientes y secos sugieren que la planta está recibiendo poca agua, mientras que un amarillamiento general acompañado de hojas blandas puede ser síntoma de exceso de riego o problemas de drenaje que están provocando asfixia radicular.

La forma de las hojas también comunica información valiosa. Si observamos hojas arrugadas o con bordes ondulados, podríamos estar ante una deficiencia de calcio. Las hojas deformadas o con crecimiento irregular pueden señalar daños por herbicidas o presencia de ciertos virus.

El tamaño reducido de las hojas nuevas suele asociarse con una falta de fósforo, mientras que hojas anormalmente grandes pero débiles podrían indicar un exceso de nitrógeno combinado con falta de potasio o luz insuficiente.

Un indicador menos conocido pero igualmente importante es la textura. Hojas quebradizas pueden señalar deficiencia de boro, mientras que una textura áspera o granulosa podría revelar problemas con el calcio o el magnesio.

Las decoloraciones específicas también son reveladoras: tonos púrpura o rojizos en el envés de las hojas suelen asociarse con déficit de fósforo, especialmente en condiciones de bajas temperaturas. Por su parte, las venas verdes con tejido intervenal amarillento (clorosis intervenal) son señal clásica de deficiencias de magnesio o zinc.

Prestar atención a estos detalles en las hojas nos permite actuar de manera específica, aplicando fertilizantes concretos, ajustando nuestras rutinas de riego o mejorando las condiciones ambientales según lo que cada planta necesite realmente, evitando así tratamientos genéricos que podrían no resolver el problema de fondo o incluso agravarlo.

La observación regular de nuestras plantas, especialmente de sus hojas, es una práctica importante para mantenerlas saludables y vigorosas durante todas las estaciones del año.

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