Agricultura vertical: producción sustentable de alimentos en espacios reducidos

Los cultivos verticales ofrecen una solución innovadora para maximizar la producción de alimentos en espacios reducidos, aumentando la eficiencia en el uso de agua y nutrientes y eliminando la necesidad de pesticidas.

En un contexto en el que las viviendas son cada vez más reducidas, la necesidad de innovar en la producción de alimentos se vuelve urgente. Frente a esta problemática, los cultivos verticales se han convertido en una solución.

Este método para plantar consisten en cultivar plantas en sentido vertical, utilizando diversas tecnologías que permiten maximizar el uso del espacio. Esta modalidad de agricultura es particularmente útil en áreas urbanas, donde los terrenos son costosos, y busca acercar la producción alimentaria a las ciudades.

Uno de los aspectos más destacados de la agricultura vertical es su capacidad para aumentar la productividad. Víctor Escalona, profesor de la Facultad de Ciencia Agronómica en la Universidad de Chile y director del Centro de Estudios Post-Cosecha, explica que en los cultivos tradicionales,  “en el caso de una lechuga puedo tener 4 o 5 lechugas por metro cuadrado, en cambio en un cultivo vertical puedo tener hasta 150 lechugas por metro cuadrado, aumentando la altura y aumentando la densidad por metro cuadrado”.

Esto no solo genera una mayor rentabilidad, sino que también permite la integración de tecnologías complementarias, como la iluminación LED, que optimiza el proceso de fotosíntesis, esencial para el crecimiento de las plantas.

El docente describe que esto se logra “utilizando en forma eficiente la luz y usando una solución intuitiva donde están las raíces de la planta, con los nutrientes que las plantas necesitan y en un ambiente óptimo para que su crecimiento sea lo más rápido posible, logrando que en menos tiempo se obtenga una producción comercial”.

La agricultura vertical también se presenta como una respuesta eficaz a los problemas ambientales actuales. Dado que la producción tradicional enfrenta desafíos como el cambio climático y la degradación de suelos, este sistema proporciona una alternativa que utiliza hasta un 95% menos de agua en comparación con métodos convencionales. Además, al cultivar en entornos controlados, se eliminan los pesticidas, lo que resulta en una producción más limpia y segura para el consumidor.

El profesor Escalona señala que el sistema de cultivos verticales es altamente eficiente ya que al no depender de las condiciones climáticas, permite cultivar en cualquier lugar del planeta, desde ciudades hasta regiones remotas. Esto se traduce en la posibilidad de producir alimentos frescos y cercanos al consumidor final, lo que reduce la huella de carbono asociada con el transporte de productos.

La agricultura vertical puede ser implementada tanto en entornos exteriores como interiores, cada uno con sus propias características y consideraciones. En el exterior, los cultivos verticales suelen utilizar estructuras como torres o estanterías dispuestas al aire libre, aprovechando la luz natural y el espacio disponible. 

Por otro lado, la agricultura vertical en interiores implica la creación de sistemas controlados que permiten cultivar en cualquier lugar, independientemente de las condiciones climáticas externas. Este enfoque utiliza iluminación artificial, como lámparas LED, y sistemas hidropónicos o aeropónicos que optimizan el uso de agua y nutrientes. Por ende, en interiores, se requiere una inversión en tecnología y equipamiento.

Sin embargo, a pesar de los múltiples beneficios, existen desafíos para la masificación de la agricultura vertical, tales como los altos costos iniciales de la tecnología y la necesidad de conocimientos técnicos especializados para su implementación y manejo. Escalona enfatiza que aunque todos los vegetales pueden cultivarse en este sistema, los de ciclo corto y alta rentabilidad son los más adecuados para su adopción inicial.