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Por Columnista , 17 de marzo de 2025 | 13:38Opinión: ¿Y la agricultura cuándo?

Una columna que plantea la necesidad de repensar el presupuesto para la agricultura, considerando los desafíos futuros por el cambio climático
Camilo Cornejo Orellana
Académico Ingeniería Comercial
Universidad Andrés Bello
La Ley de Presupuesto 2025 determinó que, a nivel país, el presupuesto es de $88.493.814.691 (miles de pesos), de los cuales, la partida del Ministerio de Agricultura es de $1.008.712.120 (miles de pesos), representando un 1,14% del presupuesto nacional, lo cual, no está muy alejado a la realidad mundial, considerando que los países, desde el año 2001, han destinado menos del 2% de sus gastos de gobierno central al sector agrícola. Pero, este dato, a pesar de entregarnos una visión de la “tranquilidad del promedio” (estamos igual que la mayoría), deja en claro la falta de visión en largo plazo. Es bien conocido que los presupuestos son, sin duda, uno de los momentos más complejos para todo gobierno, y se generan múltiples ajustes, con el objetivo de optimizar el gasto, pero, desde hace algunos años, se ha dejado de lado a la agricultura y la importancia que posee para el país.
En el caso chileno, la agricultura representa el 6,9% aproximadamente de los empleos formales directos, en conjunto, de las empresas agrícolas; el 92% pertenece a la Agricultura Familiar Campesina, generando el autoempleo en muchos de estos casos. Además, la actividad agropecuario-silvícola representó un 3% del PIB, considerando también que en enero-julio de 2024, las exportaciones agrícolas alcanzaron los USD 8.174 millones, con un alza de 9,5%, esto permite visualizar, de forma general, el impacto de la agricultura en la economía nacional (siendo el segundo sector con mayor ingreso de divisas exportables después de la minería).
Asimismo, se debe tener en cuenta que muchos agricultores pertenecen a los niveles socioeconómicos más vulnerables y con un sesgo demográfico a personas de la tercera edad (provocado por la migración de los jóvenes hacia sectores más urbanos), y más aún, el riesgo agroalimentario en el cual nos encontramos, por el cambio climático inminente, el cual impactará no solo en la forma en la cual producimos, sino también qué producimos.
Todo esto, en su conjunto, muestra la visión de corto plazo de los gobiernos, comprendiendo que existen sectores fundamentales para la existencia de una nación, los cuales son Salud, Educación e Interior. Sin embargo, la falta de visión del ejecutivo, desde hace ya varios años, coloca en duda si están o no en conocimiento de la realidad del campo. De continuar con esta política, tan distante de lo que aspiramos a ser como nación, y teniendo en cuenta los recursos fiscales y las estrategias enfocadas en el crecimiento y sostenibilidad productiva que los países desarrollados destinan a sus agricultores, seguiremos siendo, en el mejor de los casos, solo una aspiración de convertirnos en una potencia agroalimentaria a nivel mundial.
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